domingo, 20 de julio de 2008

El Monumento al Traidor

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En el pueblo de Le Castella, en Calabria, sobre el mar Jónico, hay un monumento a uno de sus hijos, el Almirante Ulluch Alí, uno de los comandantes de la flota otomana que participó en la batalla de Lepanto.
La historia de cómo un niño calabrés llegó a comandar la flota turca nos lleva al siglo XVI. Los turcos dominaban el mediterráneo con sus naves. Cada tanto bajaban a tierra y tomaban prisioneros como esclavos, a los que asignaban los trabajos más duros, como remar, encadenados, en las galeras.
Uno de esos prisioneros, un chico de 11 años cuando lo raptaron, se destacó por su viva inteligencia y llegó a ser Almirante al servicio del Sultán Suleimán de Estambul y de su sucesor, el Sultán Selín.
Al momento de la batalla de Lepanto, Ulluch Alí era Bajá de Argel y estaba al mando de la flota de dicha ciudad y no era otro que aquél niño calabrés, raptado por los piratas berberiscos, convertido en uno de los más capaces marinos “otomanos”.
También fue llamado Alí el renegado, pues combatía contra la alianza de España con Venecia, Génova y el Vaticano, también interesados en controlar ellos el comercio en la zona.
Es por esto que los calabreses manifestaron por Ulluch Alí sentimientos contradictorios, por un lado, la admiración y el orgullo por la capacidad de uno de sus hijos, y por otro, el escozor y resentimiento por estar al servicio del bando contrario.
El entuerto fue resuelto de la siguiente manera, el busto tiene una placa donde se cuenta una parte de la historia. La otra, está contada en otra placa, colocada sobre una pared al frente, cruzando la calle, cuya inscripción termina diciendo: “Monumento al Traidor”.

Desde Le Castella, originalmente una colonia griega, partió Aníbal de regreso a Cartago luego de su derrota ante los romanos. La foto que encabeza esta entrada es del castillo construido hacia el año 1200 D.C., más tarde la zona perteneció al Reino de Aragón.

Fernando Terreno

1 comentario:

miralunas dijo...

que bien explicadoo el sentimiento contradicorio de enorgullecerse del hijo traidor.

impecable