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Monedas y rayitas
Isaac Newton (1642-1727), soltero, vivió 85 años, algo raro por aquellos tiempos, -la longevidad, no la soltería-.
A los 23 años, en 1665, ya se había despachado con la ley de atracción universal, el binomio, las bases del cálculo infinitesimal y de la óptica. Como el hombre era Físico y Científico, pero no estúpido, a partir de allí le puso la proa a asuntos más productivos, como hacer lobby, la fundación de la Royal Society, algunos estudios bíblicos, la adivinación, la educación de una sobrina y la alquimia.
A calor de esas relaciones, en 1696 fue nombrado Inspector y luego Director de la Casa de la Moneda, con un serie de prebendas, buen sueldo y comisión por las monedas reacuñadas, más la retención de los cargos que ya tenía. Y allí se quedó por 30 años, hasta su muerte.
El rey Carlos II, había comprado unas máquinas francesas para acuñar y estaba decidido a terminar con el caos de monedas en circulación, todas de formas irregulares.
A partir de allí todas las monedas serían iguales en peso y perfectamente redondas. Todo el empeño del Estado se puso en lograr ser el único que emitía moneda (los falsificadores “ayudaban” con un poco de producción) y en evitar las falsificaciones. Al frente de esta tarea estuvo, implacable, Sir Isaac y a ella se dedicó por entero.
Una de las primeras ideas implementadas fue hacerles esas rayitas en el contorno (o una guarda de puntitos en el borde) que todavía vemos en monedas actuales. ¿Para qué? Para evitar una de las estafas más comunes en aquellos tiempos: limar las monedas y achicarlas un poco. Luego fundir las limaduras y vender la plata en forma separada, o acuñar nuevas monedas.
De aquellos tiempos también era la costumbre de morder las monedas, para asegurarse en forma algo precaria, que fueran de plata y no recubiertas de estaño, que al ser muy blando, se detectaba enseguida.
Llevó a cabo el rescate de las monedas viejas, a las que el Tesoro inglés las pagaba por encima de su valor, para sacarlas de circulación y volverlas acuñar con la maquinita. No olvidemos que en este negocio el gran Isaac iba a comisión, de modo que en pocos años acabó con el “recorte”. Mandó mucha gente a la horca y mucha más a prisión o a la pena de azotes.
También luchó contra la falsificación de papel moneda y de billetes de lotería y mantuvo largos enfrentamientos con estafadores, que estuvieron a punto de comprometerlo seriamente por el empeño y los métodos que personalmente ponía en las investigaciones.
Tintas ultravioletas, hilos metálicos tejidos en el papel, filigranas complicadas; sus continuadores en la tarea siguen inventando artilugios para evitar una de las cosas más temidas por los Estados: la falsificación de la moneda, haciendo que nosotros, ciudadanos de a pie, simples mortales, miremos sin esperanza la nueva fotocopiadora a color que trajeron al negocio de la esquina.
Información tomada de:
PABLO CAPANNA, El inspector, Página12-Suplemento Futuro del 04-011-2006
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jueves, 5 de febrero de 2009
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1 comentario:
Una luz, el muchacho!!!
Acá no se menciona el asunto de la manzana.A mi me parece que es importante.
Fernando: como yo ando sólo detrás del mate, vos te podrías dedicar a investigar el tema "de la importancia de la manzana como símbolo de cambios y conflictos en la historia dela humanidad"
Te doy pistas:
-la manzana del paraíso terrenal
-las manzanas del jardín de las Hespérides, de los griegos.
-la manzana que iluminó a Newton
-la "manzana"( APPLE) de Los Beatles...
etc...
Volviendo a Newton, yo le dedicaría (copiando a Dolina), el bonito tema: "La falsa moneda"
un abrazo
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