Cine Luxor: el Splendor de La PlayosaLos recuerdos más lejanos de mis primeras películas están ligados al Cine Luxor de La Playosa, mi pueblo natal. Formaba parte del centro neurálgico del pueblo que incluía hotel, bar, billar, salón comedor y de fiestas, cine-teatro, garage y la parada del colectivo. La construcción, única de dos plantas, se inauguró en 1929 como Cine Ideal y enseguida se llamó Hotel-Cine Savoia (por la casa real de la monarquía italiana). Más tarde pasó a ser el Hospedaje y Bar Central por un lado y el Cine Luxor por el otro; ya estábamos en 1954.
En la bruma me aparecen las películas de Sandrini, especialmente una en que decía: “La mama ve los colores…” y otra de Ángel Magaña haciendo la historia del Club San Lorenzo de Almagro: El cura Lorenzo. También recuerdo que a muchas las íbamos a ver varias veces y en el intervalo (le decían intérvalo) íbamos al bar contiguo, de la familia Molinari, y tomábamos un submarino con Bay biscuit, en invierno, o una “naranjina” (la gaseosa que fabricaban en el pueblo –con tapas corona incluidas –, Bosquito o José Rabino) con fernet, en verano, cuando nos queríamos hacer los mayorcitos.El Luxor fue el primer **“Templo profano” donde participé de la misteriosa y oscura ceremonia de hacer viajes imaginarios y ver sueños fugaces con la posibilidad de repetirlos varias veces el mismo día.
El título hace referencia a la excelente película, que además homenajea a muchas otras:
Splendor, Ettore Scola, Italia, 1988, 110 min., con Marcello Mastroianni, Marina Vlady, Máximo Troisi.

*Otro playosense, entiendo que de la flia. Conrero, ha escrito sobre el mismo tema un artículo muy emotivo, de donde tomé el fragmento en itálica.
http://esloquehayhoy.wordpress.com/category/cine/
** “Templos profanos” se llama una de las partes de una pieza, entre nouvelle y ensayo, deliciosa y nostálgica, que con el cine como telón de fondo hace un hermoso recorrido por esos templos y sus oficiantes y sacerdotisas.
Cozarinsky Edgardo, Palacios plebeyos, 1ª edición, Buenos Aires, 2006, Sudamericana, 120 páginas.
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