El infinito, la nada y algunos problemas de género
“No confundir gordura con hinchazón”
Los dos números que mejor resumen la capacidad humana para formar conceptos y jugar a la abstracción son el cero y el infinito. Ambos se deben a matemáticos hindúes -el cero es del 700 DC- y nos llegaron desde ellos a través de los árabes. Al infinito lo definieron como un número cuyo denominador es cero y al cero como el vacío. La palabra viene del árabe Zifer, de donde deriva la nuestra cifra y significa vacío.
El infinito se lo representa con el símbolo ∞, el primero que lo usó para simbolizarlo fue John Wallis en 1656 en su obra Aritmética infinitorum y de allí en adelante su uso se popularizó rápidamente. Etimológicamente significa: que no tiene fin.
Aún siendo muy importantes estos números son creaciones matemáticas, tan particulares como los números negativos, los vectores, las matrices, los quebrados, los números imaginarios, etc. y fueron creados para resolver problemas cuya complejidad hacía imposible resolverlos con los que se conocía con anterioridad.
Permítanme un ejemplo chistoso: los números negativos fueron creados por los Economistas liberales para poder calcular el dinero que le queda a un país al cabo de 2 años de asesoramiento por parte del FMI.
La extensión de los símbolos y conceptos matemáticos de cero y de infinito para su aplicación a otras inquietudes e interrogantes humanos como la Nada y la Eternidad, aunque parezca una obviedad, no parece válida sin reflexionar un poco más sobre el punto.
Tiendo a pensar que se comete el mismo error que cuando queremos asimilar el concepto de “género” que nos viene de nuestro idioma (en nuestro caso 3: femenino, masculino y neutro, pero en otras lenguas hasta 6 posibilidades) con el concepto de diversidad sexual humana.
Se trata de las mismas palabras pero no de los mismos conceptos.
El género del artículo que anteponemos a los sustantivos sólo requiere concordancia gramatical. Decimos el barco o la nave para designar al mismo artefacto flotante, sin que nadie necesite examinar los órganos sexuales, sino el libro de gramática, para ver cuál es el modo correcto de llamarlo. Tampoco sabemos si la ameba es hembra y el paramecio es macho cuando elegimos el artículo que lleva. Lo mismo con la piedra y el cascote. La decisión es convencional y no tiene nada que ver con su modo de reproducción sexual sino con una convención gramatical.
Del mismo modo, me parece que nuestra necesidad de trascendencia, de creer en dios, en la vida eterna, en la reencarnación, o nuestro miedo a la muerte, o cualquier forma que adoptemos para afrontar el desamparo que podemos sentir ante la finitud es muy válida y tiene una analogía etimológica con la palabra infinito, pero no tiene que ver con el concepto matemático, que incluye infinitos de distintos órdenes.
Lo mismo es válido para la Nada, cuyo significado filosófico es complejo y trasciende el significado matemático del cero, del “símbolo que falta” o del “hueco”, necesario para escribir y operar con los números arábigos de manera mucho más simple que con los números romanos.
Resumiendo: no mezclemos las cosas que el confundimiento aumenta. Los parientes del novio de un lado y los de la novia, del otro.
La viñeta es de Albeto Montt y se llama "Número imaginario"
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sábado, 18 de diciembre de 2010
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11 comentarios:
Yo, sin ser nadie, pero no por eso ser un cero, creo que tenés razón, pero hasta por ahí.
Está bien. El género gramatical no parece tener nada que ver con el género "sexual". Sin ir más lejos, en portugués existe la inexplicable manía de atribuirle a muchas palabras que para nosotros tienen un género determinado, el opuesto. No hay caso, los locos no aprenden a hablar bien.
Los puentes en portugués son mujeres, y hasta los viajes lo son y el equipaje. Ahora bien, a pesar de tu postura de no mezclar pudorosamente la gramática con el sexo, yo creo que un poco mezclada/os están. Si en español los puentes fueran mujeres en lugar de varones, como en portugués, seguro que lo que sentiríamos al pasar sobre ellos o a través de ellos, sería diferente.
Separar las cosas en nuestra interioridad no es tan simple como separarlas en la cabeza.
Otrosí digo:
¿Existirán la nada y el infinito como entidades "en sí", independientes de la simbología y el lenguaje?
¿existirá "la cosa" antes de que alguien la nombre?
Cosa'e Mandinga.
Para Santi: Yo creo que la cosa no existe -al menos para nosotros- si antes no se nombra. Lo primero es la palabra, siempre. Desde el Genesis.
Fernando:
Y si podemos saber que es el infinito es porque hay una palabra que lo nombra, que lo clasifica, que lo hace diferente a todo lo demas que podamos sentir y vislumbrar sin nombrar.
Este articulo me parece interesantisimo. Da para releerlo y para pensarlo. Creo que en esencia todo es la misma cosa, matematica y gramatica, dos formas diferentes(?) de descifrar.
Un abrazo.
Santiago:
Creo que en algunas cosas me metí en camisa de once varas y necesitaremos ayuda para encontrar las respuestas porque el tema es demasiado complejo para mi.
A la vez me alegro del intercambio de opiniones porque son cosas que se enriquecen con varios puntos de vista.
Creo que el género gramatical no tiene correlacion con las identidades sexuales, pero es cierto que el lenguaje está hecho a nuestra imagen y semejanza (como no podría ser de otro modo ya que lo hicimos los humanos, de preferencia varones). Muy interesante lo del portugués, que corrobora lo dicho.
Creo que las cosas existían antes de que empezaramos a nombrarlas, mucho antes...
Flaca:
El Génesis es otro de nuestras maneras de nombrar y querer construir "realidades" auténticamente falsas.
No sé si habrá un punto de contacto entre la matemática y el lenguaje. Son maneras de interpretar o de comprender o de Nombrar, como vos decís. Capaz que tenés razón, pero no me da para estar seguro.
Creo que en esto coincidiremos los 3: el poeta Jaime Dávalos, en la "Vidala del Nombrador" dice todo esto que andamos charlando de una manera increíble, poéticamente bella y al final, uno tiene la sensación que él ha entendido muy ben la cosa. Si pueden búsquenla en la internet.
Un cariño grande a ambos y que siga habiendo motivos para brindar!
Fernando:
esperá un poquito y dejá el post en reposo para que se asiente en nuestras cabezotas.
Ando todavía buscando algo entre las cosas de Borges para contestar el post anterior y vos YA te descolgaste con éste que no es nada sencillo!!!. Peor aún. Admite un número INFINITO de comentarios y lo más seguro es que lleguemos a... NADA.
Abrazos.
Marple:
Efectivamente esta entrada "se disparó" y salió antes de la continuación de la anterior (por tratar de dejarla para su publicación automática y por esas cosas de la maldad de las cosas inanimadas...).
También andás bien rumbeada en que el asunta pinta para terminar en JLB.
Muy lindo el remate de su comentario, que ya me ha llevado mi interés hacia una novela de Carmen Laforet, titulada precisamente Nada.
Gracias, -por NADA.
Un abrazo
Alberto Montt es un genio. De vez en cuando miro su página.
ejem...estoy haciendo tiempo para comentar algo .
me arriesgo: tengo entendido que los "misterios" más grandes del universo se pueden expresar sólo con números.
Puse misterios entre comillas porque si se pueden expresar de lagún modo creo que han dejado de ser misterios para alguien que sabe la fórmula:)
Entonces, tal vez, maybe...decir "infinito" y "cero" sea la evidencia de cierto presentimiento en el común de los mortales de lo que los científicos y matemáticos ya han descubierto.
No sé cual es el número para "eternidad":lo que no tiene principio ni fin.
Mientras tanto disfruto enormemente de una serie humorística "The Big Bang Theory"
(Andrea también es fan, lo menciono porque ella es mi garantía de que la serie no es pavada, ja, ja)
No voy a comentar la entrada, para lo cual no estoy preparado. Solamente quería mencionar que en italiano también se dan ejemplos de lo que dice Santi: el automóvil es femenino, lo que no implica gran trastorno pero lo que jamás aceptaré es que "flor" sea masculino.
Juan:
No te hagás el fesa...
Lo de la flor es muy cierto, mirá que hay cada flor que no merece ser masculina.
Un abrazo
Me dejaste con el género para arriba y los números para abajo! Hace unos chochocientos años -cuando estudiaba alemán- me sucedió un fenómeno parecido. Aparte de las sufridas declinaciones, variaba el género de los sustantivos y de repente ante mis ojitos, "la mesa" se convertía en "el mesa". Fue terrible, aún no me recupero y hoy me encuentro con tu artículooooo!!!!
Querido Fer, enlazá este Abrazo que te dejo, junto a mis mejores deseos para estas Fiestas! Hasta el año que viene Amigo!
Interesantísimo....Vamos, y voy leyendo tus comentarios y coincido contigo,eso sí yo pienso mas lento.
Un besazo amigo querido.Felices fiestas.
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