“El representante del viento”
El derrumbe de puente sobre el río Tacoma, el 7 de Noviembre de 1940, marcó un hito en la historia de la Ingeniería Civil.
Millones de personas siguieron el desarrollo del desastre al detalle porque, como desde antes de su inauguración se movía en forma inquietante, era permanentemente filmado y monitoreado por técnicos, periodistas y curiosos.
Al día siguiente de la caída, el Gobernador del Estado (Washington, EEUU) anunció que sería reconstruido en el mismo lugar y con el mismo diseño. Esto desató una polémica nacional cuando el Ingeniero Aeronáutico húngaro Th. Von Kármán (1882-1963) hizo pública una carta diciendo que se volvería a caer. Decía que al puente le había pasado lo mismo que a las alas de los aviones que entran en flutter (aleteo, flameo): vibraciones autoexcitadas debidas a los llamados “vórtices de von Kármán”, con lo que él se había hecho muy conocido.
Como el avispero se había revuelto demasiado las autoridades formaron un Comité para estudiar lo sucedido integrado por funcionarios gubernamentales, de las constructoras, del Colegio de Ingenieros Civiles y por von Kármán. Él mismo cuenta el episodio, graciosamente, en su autobiografía:
“El presidente del comité era O.H.Ammann, un ingeniero suizo, a la sazón Jefe del Puerto de Nueva York. También estaba el ingeniero que diseñó el puente de Triborough y otros puentes famosos del estado de Nueva York. Había otros dos ingenieros civiles a mano. Representaban a los cables y a las vigas. Yo dije, bromeando, que estaba allí como representante del viento.
…
Traté de hacerles entender lo que había pasado, pero me topé con la toda la experiencia y los firmes prejuicios de los ingenieros en puentes. Excelentes como eran en lo suyo, no les cabía en la cabeza que una ciencia que se aplicaba a una cosa tan liviana como un avión debiera aplicarse a algo tan pesado como un puente.
…
La rivalidad entre los expertos y yo se fue haciendo definitiva. Estaba descorazonado, no podía hacerles entender que una pequeña carga oscilante podía ser más peligrosa que una carga estática y quieta, aunque esta fuera mucho mayor.
...
Más allá de todo esto (con una demostración con maquetas, ventiladores y, más tarde, ensayos en túnel de viento) la mayoría terminó convencida de la necesidad de tener en cuenta al viento y de hacer ensayos en túnel antes de construir un puente así de esbelto.
La universidad de Washingnton y el Cal Tech (Instituto Tecnológico de California) obtuvieron mucho dinero para sus investigaciones en aerodinámica. Así se logró el primer contrato, que yo sepa, obteniendo dinero para investigaciones aerodinámicas no aeronáuticas.
…
Hubo otra diferencia entre el modo de pensar de los ingenieros civiles y el mío. Pero, en esta ocasión, me convencieron ellos y enseguida estuve de su lado. Un representante del gobierno me preguntó cuáles serían mis honorarios. Yo empecé diciendo: U$S 50 por día, por…cuando un colega me hizo callar rápidamente.
Tomó la voz cantante y negoció un importante porcentaje del valor del puente, que había sido asegurado en 6 millones de dólares. Y lo consiguió.
Aprendí un montón de esta experiencia. Aprendí que los arquitectos e ingenieros civiles tienen una mucha mejor aproximación, que los ingenieros especialistas, sobre la carga económica admisible en las construcciones.
Extraído de la autobiografía de Th. v K. Traducción de F. Terreno. Los párrafos en normal son acotaciones del traductor.
The wind and beyond, Theodore von Kármán with Lee Edson, Brown, Boston, 1967.
Lee Edson, periodista, dió forma al libro hasta el punto en que von Kármán dijo al leerlo: “Soy yo, en buen inglés.”
Otra lección que dejó el desastre del Tacoma:
Cuando el estado de Washington fue a cobrar el seguro se encontró con que el productor se había embolsado el premio pero no tomó la póliza con la compañía de seguros. Nunca se imaginó que algo tan grande y sólido como un puente terminaría hecho escombros. (Lo mismo que el famoso estudio de ingeniería neoyorquino, del no menos famoso Ingeniero L. S. Moisseiff que lo diseñó y calculó). El productor terminó en cana, el ingeniero no lo sé. ¿Algún lector lo sabe?
De arriba abajo:
.von Kármán
.vórtices atrás de un disco plano
.los puentes actuales
martes, 1 de marzo de 2011
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10 comentarios:
Interesantísimo el artículo sobre el señor con apellido bitildado.
Ahora, desde la vereda en donde se paran los que no hacen nada pero estiran el dedo índice y señalan, pregunto: ¿No es un poquito obvio que hay que tener en cuenta los vientos al hacer un puente?
Seguro que los ingenieros esos eran pelados y no usaban sombrero ni paraguas.
andal13:
Una vez le preguntaron por su experiencia a un cordobés petisito que se postulaba para hachero.
-Estuve años hachando en el desierto de Sahara...
-¡Pero si en el Sahara no hay UN solo árbol!
-¡Aaaahora!
Lo mismo podemos decir de los puentes y el viento: es obvio... aaaahora, después que lo dijo von Kármán.
A finales de 1941, el ingeniero constructor del puente, Clark Eldridge, fue hecho prisionero por los japoneses durante la SGM y permaneció hasta su final en un campo de prisionero en Japón.
Según el mismo contó, cierto día un oficial japonés, que había estudiado en Estados Unidos, lo reconoció.
Se le acercó y le gritó "Tacoma bridge"
En uruguayo presumo lo que contestó para sus adentros el tipo preso.
Gracias por el pie que me diste
Mi lado "susanita de Quino" estaba loca por contarlo:
Fascinante von Kármán: un genio con sentido del humor , un poeta:"el representante del viento"
Sí, sí, por eso mismo dije que me situaba en la vereda de los critican pero no hacen, y llevan el diario del lunes enrollado bajo el brazo.
Che, todo bien. A mí me gustaría profundizar así como Andrea y Marple, pero lo único que me sale es: ¡Qué cagada!
Me quedé pensando. Porque miraba el río y me dije, no es mucho más ancho que el Uruguay a la altura de Fray Bentos. ¿Qué necesidá de hacer esos puentes taaaan ostentosos y arriesgados, si con un puente de mierda como los de acá alcanzaba?
Estos gringos...
Otra cosa que se me ocurre para explicar todo el suceso
es que los constructores y mucha gente norteamericana deben haber pensado
"el viento está de nuestra parte".
Onetti, como estaba mal, pero acostumbrado a ser del sur, publicó "Dejemos hablar al viento".
Si ves que este comentario pueda ser objeto de la atención de Wikileaks, por favor, Fernando, bórralo
un abrazo
Es una anécdota encantadora y von Kármán me cae muy simpático. Mucho más de una vez -aún en la actualidad- tenemos oportunidad de ver tipos (especialistas) empecinados con su librito.
Te cuento una de mis pagos. La figura del rabdomante ha sido apreciada por milenios, sobre todo en los lugares desérticos donde ni Mandinga sabe si hay agua bajo la tierra. Pero desde el advenimiento de la tecnología, esos extraños y misteriosos personajes con sus varitas, han sido dejado de lado, menospreciados y se han convertido en objeto de burlas más de una vez.
Supo llegar a Mendoza una década atrás, una enorme empresa estadounidense dispuesta a comprar grandes extensiones de terreno virgen para vitivinicultura. Los gringos -desde luego- llegaron con maquinitas, radares, científicos, etc. Parecía un convoy de la NASA! Luego de meses de investigación dijeron AQUÍ, este es el lugar, tenemos "ríos" debajo de esta superficie. Un viejo zahorí apareció entonces, armado con su varita en forma de "Y", caminó el terreno por unas horas (aclaro que estas personas no cobran una moneda por su servicio) y dijo: aquí no hay una gota de agua. Se armó tremendo revuelo, deliberaciones y finalmente y al grito de "go away!" se terminó la discusión.
Oh shit! se escuchò tiempo después, los gringos habían comprado miles de ha de genuino desierto. ¿Qué sabe la pseudociencia radiestesia, que la ciencia no? Será cuestión de intercambiar opiniones. Lo cierto es que en la práctica, los rabdomantes tienen grandes y contundentes aciertos. En la misma época y a pocos metros de esas tierras áridas del fiasco, la "varita" señaló agua...y no se equivocó.
Besos Fer!
Santi:
Eso, una verdadera macana.
Ahora, no se me achique con el puente Fray Bentos-Puerto Unzué que ya quisieran ellos...
Marple:
Ya lo dice el refrán, voy a tratar de ponerlo en inglés por vos: The wind and the waves are always on the side of the abblest navigators o bridge builders p'al caso.
En versión criolla sería válido decir: Al mal cantor hasta los bigotes le estorban.
Susana:
Impresionante tu anécdota. Y me gustó la palabra zahorí. La última vez que recordaba haberla escuchado fue en "Redoble por Rancas" del gran escritor peruano Manuel Scorza.
Che, ahora que lo pienso, ese oficio se le escapó a Sarmiento. Estaba para ponerlo junto al tema del rastreador Calívar.
Un abrazo.
Fernando
Fernando:
Los zahories existen ahora y acá mismo. Es un recurso que tenemos guardado en la manga "my husband and I".
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