Los elegidos hoy son:
1- La célebre rana saltarina del condado de
Calaveras,
de Mark Twain.
2- La rana que quería ser una rana auténtica, de
Augusto Monterroso.
3-
Hop-frog, de Edgard
Allan Poe.
La célebre rana saltarina… se publicó en
el New York Saturday Press en 1865. Fue el primer cuento de Mark Twain que le dio renombre y lo hizo un escritor popular. En plena “conquista del
oeste”, se da el lujo de reírse con humor e ironía de esas historias sobre la “epopeya”
que se iban agrandando con el tiempo y de la credulidad del norteamericano medio
de las grandes ciudades del Este.
La rana… de Monterroso,
de 1969, se lee en un par de minutos pero la risa que nos provoca dura mucho
más. Su renovación de las fábulas haciendo una parodia y llevándolas al absurdo
es de gran fineza y –a no dudarlo- nos hace reír de nosotros mismos.
El
de Poe es casi una anomalía en esta selección ya que no se trata de una rana
auténtica sino de un ser llamado “Rana
Saltarina”; pero la coincidencia con el título del primero y la sorpresa de
tamaña venganza (y sobre qué destinatarios) justifica su inclusión acá.
Hay
diferentes versiones sobre la fuente donde se inspiró para el cuento, pero
dejemos eso para otra ocasión. Lo publicó por primera vez en 1849, en el año de
su muerte.
La
célebre… se puede leer haciendo clic en
cualquiera de estos dos enlaces:
http://albalearning.com/audiolibros/twain/lacelebre-sp.htmlhttp://www.biblioteca.org.ar/libros/155130.pdf
La rana que quería ser una rana auténtica, se lee acá:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/monte/la_rana_que_queria_ser_una_rana_autentica.htm
Hop-Frog, acá:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/hop_frog.htm
La autora de la ilustración de abajo es Marina Seoane.
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1 comentario:
a estas ranitas se les pueden sumar las de la fábula de Esopo, de las ranas que le pidieron un rey a Zeus, sin esperar que su deseo saliera de la peor forma posible; ya sabes lo que dicen, ten cuidado con lo que deseas. en fin, maravillosa selección.
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