jueves, 8 de marzo de 2018

Con el mismo cuento 47 - El pequeño Gatsby

El gran Fitz y el gran Tabucchi


Suave es la noche, de Francis Scott Fitzgerald, novela (1934)
El pequeño Gatsby, de Antonio Tabucchi, cuento de su libro El juego del revés (1981)

Las obras de hoy hablan del (sin) sentido de la vida, del futuro que retrocede, de la imposibilidad de satisfacer el deseo, del desasosiego, los recuerdos y, a pesar de todo eso, de las pasiones que nos mueven, en especial la de los escritores y su necesidad de dejarlo todo escrito, bellamente.


El cuento de Tabucchi es una muestra de rendida admiración por el gran escritor norteamericano, un homenaje merecido y apasionado. Es un lector/escritor que repasa su vida y la de sus amigos asignándoles los personajes de Suave es la noche, mientras trata de escribir un cuento propio. En esa tarea va recortando fragmentos de su admirado y de otros, como Virginia Woolf (un fragmento de Al faro) y logra un clima en que el “tiempo es pérfido, nos hace creer que nunca pasa, y cuando miramos hacia atrás…”
Y termina su obra, con “…un final de Fitzgerald, naturalmente.”

La novela es un romance enmarcado en los locos años 20, donde se describe la invasión/conquista de Europa y la Costa Azul por parte de la alta burguesía estadounidense que no sabía qué hacer con su dinero, producto de las enormes ganancias obtenidas con la Primera Gran Guerra. Hay lugar para descripciones magníficas, retratos sociológicos, un repaso del estado del Psicoanálisis, la Psiquiatría, y las clínicas para enfermos mentales y unas descarnadas y filosas descripciones de las aristocracias europeas y estadounidense.
Formalmente impecable, con su toque misterioso que se revela en algún momento, y con unos cambios temporales que sobreponen y revisitan los mismo hechos, fue llevada al cine 20 años después de la muerte de su autor, en 1962, para la época en que Hollywood lo puso de moda.
Si bien todo gira alrededor de la pareja de Nicole y Dick Diver, las voces de los demás protagonistas tienen un gran peso y se sostienen en diálogos permanentes matizados por un narrador que a veces parece desaparecer. La evolución de los personajes es, quizá, lo más extraordinario de la novela.   
El nacimiento de las estrellas de cine, el descubrimiento de playas exclusivas y hasta una corta descripción del Tour de France, todo es una joya, es difícil encontrar partes olvidables. Aún en lo minucioso y detallista, el relato es exacto, económico y, sobre todo, bello.

El juego del revés acá:
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