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Mil doscientos “Noodles”
Por Rolando Gómez
La deportación de niños no-judíos de Israel – mueca espantosa en el rostro del colonialismo sionista
Imagino que la mayoría de ustedes vió la recientemente estrenada película israelí “Noodle”, cuyo título en castellano fue como siempre creativamente cambiado a “El pequeño tallarín”.
Para aquellos que no la vieron: se trata de una comedia simpática, para sentirse bien, y es el relato de una joven azafata de una aerolínea israelí que contrata a una mucama china -inmigrante ilegal- y esta mucama va a limpiar su casa en compañía de su hijo de unos ocho o nueve años. En un momento en que sale sola de la casa de la azafata, la mucama china es detenida por policías de inmigración israelíes y deportada, dejando al niño sólo en casa de su empleadora. El resto de la historia, contada con mucha simpatía, algo de humor y enfoque humanitario, gira alrededor de las vicisitudes de la azafata para ayudar al niño, a quien cariñosamente apoda “Noodle” (fideo chino) por la imposibilidad de comunicarse para saber su verdadero nombre. La película tiene mucho de holywoodesco, especialmente por el mensaje individualista y el “happy-end”: la azafata “contrabandea” a Noodle en una valija, y violando normas elementales deseguridad aérea (algo totalmente inconcebible en Israel) consigue llevar al niño de regreso a China a reunirse con su madre.
Pero no es un comentario de película lo que quería hacer, sino comentar un hecho de la vida real a raíz de un editorial publicado en el diario israelí “Haaretz” (El País) con fecha del 14 de octubre pasado, titulado “Niños de rehenes” sobre el verdadero drama subyacente en la historia de la película arriba mencionada: la realidad de los niños de los “trabajadores foráneos” no-judíos en Israel. El editorial de Haaretz comenta que un comité ministerial de alto nivel en el gobierno israelí, presidido por el mismo Primer Ministro Biniamin Netaniahu decidió postergar “por razones humanitarias” la deportación de 1.200 niños (¡Sí, oyeron bien: mil doscientos niños!) nacidos en Israel, pero de inmigrantes extranjeros no-judíos, hasta la finalización del año escolar a mediados del año que viene. El editorial denuncia la crueldad y el cinismo de tal decisión “humanitaria”. Se trata de niños nacidos en Israel, muchos de los cuales se han integrado ya al sistema educativo, y cuyo único idioma en muchos casos es el hebreo.
El caso ha generado afortunadamente una fuerte reacción por parte de sectores progresistas y organismos de defensa de los derechos humanos en Israel, incluyendo manifestaciones de varios cientos de personas en Tel Aviv. Algunas figuras prominentes de la política y del periodismo israelí han expresado con mayor o menor énfasis su repudio a esta política inhumana. Incluso la UNICEF planea ahora abrir una oficina activa en Israel, como si se tratara de otro país tercermundista más donde el bienestar de la población infantil está en peligro. Todos esos esfuerzos están condenados a un lamentable fracaso.
Es que el Ministro del Interior de Israel, el Señor Eli Ishai, a quien el periodista israelí Guidón Levi llamó “un Jean-Marie Le Pen con barba”, pero que en realidad se parece más a una especie de Torquemada judío por el carácter teocrático oscurantista, racista y xenófobo de sus posturas, ya ha sellado la sentencia de esos niños en una frase lapidaria: ”Se trata de un fenómeno (el nacimiento de niños de trabajadores no-judíos en Israel) que amenaza a la totalidad de la empresa sionista, y no podemos permitir que esta situación continúe”.
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El artículo completo se publicó en La Jornada, México y se puede leer en este enlace:
http://www.jornada.unam.mx/2010/03/14/sem-rolando.html
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miércoles, 17 de marzo de 2010
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2 comentarios:
¡Parece mentira!...Ya había empezado a ver estas actitudes en el verano, en el campamento de enfrente a la cabaña.
Muy interesante.Trataré de verla.Gracias
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