lunes, 15 de agosto de 2011

Con el mismo cuento 4

Retomando la idea de reunir cuentos de temática similar escritos por diferentes autores hoy toca al que, posiblemente, sea el tema más antiguo de la literatura: el marido cornudo. Tan antiguo, que es el origen de las Mil y Una Noches. Y tan naturalizado está que cuando hablamos del Rey Shahriar pensamos: “Ah, el marido de Scherezade” y casi nadie dice “Ah, el cornudo ese”. Ni qué decir del mismísimo Rey Arturo, coronado dos veces, la segunda por su esposa Ginebra nada menos que con Sir Lancelot.
Vale hacer la aclaración, una vez más, que no se trata de plagios sino de reelaboraciones de temas que han estado desde el fondo de los tiempos en circulación y los diferentes autores toman estos préstamos, los actualizan y les dan otro envión para que sigan su marcha.
Los escritores convocados hoy son Giovanni Bocaccio y Julio César Castro, Juceca.

Giovanni Bocaccio, El Decamerón
Durante diez días se cuentan historias a razón de un tema por día. Los cuentos de cornudos están reunidos en la 7ª jornada y de todos ellos elegí este por su estrategia similar a la del escritor uruguayo.
NOVELA SEGUNDA:
Peronella mete a su amante en una tinaja al volver su marido a casa; la cual habiéndola vendido el marido, ella le dice que la ha vendido ella a uno que está dentro mirando a ver si le parece bien entera; el cual, saliendo fuera, hace que el marido la raspe y luego se la lleve a su casa.

Con grandísima risa fue la historia de Emilia escuchada y la oración como buena y santa elogiada por todos, siendo llegado el fin de la cual mandó el rey a Filostrato que siguiera, el cual comenzó: Carísimas señoras mías, son tantas las burlas que los hombres os hacen y especialmente los maridos, que cuando alguna vez sucede que alguna al marido se la haga, no debíais vosotras solamente estar contentas de que ello hubiera ocurrido…

Se puede leer completa acá:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/bocca/deca07.htm

Julio César Castro (Juceca), Cuentos de Don Verídico
Por el tabaco y la yerba
Climático Vitrolo supo ser confianzudo hasta demás. Un hombre, Climático, que usté un suponer lo invitaba a tomar asiento y él se le acostaba en el catre y pedía que le armaran el cigarro porque al estar horizontal -decía-, le caía el polvillo del tabaco en los ojos.

Hasta que se casó con Peripecia Vistita, y a ella se le antojó tener ropero porque Climático carecía. Había sido siempre hombre de colgar en clavo, en la paré, y lo más parecido a ropero que había tenido era fiambrera de tejido fino para colgar a ventilar las alpargatas y evitar la mosca.

Se puede leer completo acá:
http://lapulpera.blogspot.com/2010/02/juceca-por-el-tabaco-y-la-yerba.html

PS1
Queridas lectoras:
Que estas páginas sean para diversión o inspiración, lo que mejor convenga.
PS2
Las series anteriores 1, 2 y 3 se publicaron el 10 y 31 de mayo de 2008, y el 30 de diciembre de 2010.
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5 comentarios:

ARCHIMBOLDO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Susana Peiró dijo...

Como decía la filósofa argentina Cristina Wargon, “lo primero que se necesita para ser infiel es un marido. Ponerle los cuernos al amante, es una suerte de tautología amorosa, pues un amante es transitorio, vocacional y gratificante; mientras los maridos son permanentes, obligatorios y aburridísimos”
Expresadas estas iluminadoras palabras, voy por Peronella, mujer de avanzada que a falta de placard se las arregló con una tinaja, eso es imaginación damas y caballeros!
Peripecia, con un sentido práctico digno de nuestro género, exigió el ropero para atender adecuadamente las “carencias” de Climático. Unos primores estas damas y cuentos que has rescatado para nosotros, Fer! Y como no podía ser de otra manera, me despido con otra enseñanza de la cordobesa de oro, muy ad hoc a tu entrada: “Un marido es algo que hay que tener, la cornamenta viene incluida en el artículo” Un abrazooooo!

Fernando Terreno dijo...

Grande Susana. Muy divertidas tus acotaciones.
De los cuentos se desprende que todo lugar es propicio, si se sabe acomodar bien las cosas.
Un abrazo

ARCHIMBOLDO dijo...

Me resulta extraña y graciosa la convocatoria: Juceca y Bocaccio.
Como siempre, el artículo demuestra tu humor inteligente.
Borges dice que sólo hay cuatro grandes temas en la literatura repetidos hasta el infinito.


abrazos

Fernando Terreno dijo...

Archimboldo:
Fuera de joda, ambos cuentos son bastante parecidos. En ambos el amante se esconde, en una tinaja y en el ropero. El de Bocaccio es más explícito y tiene ese lenguaje antiguo que resulta algo pesado, y el de Juceca es mucho más sutil, no necesita explicitar nada, te la deja picando, como casi siempre. Te confieso que primero leí el de Juceca y hace poco el otro, pero aqpenas lo vi, pensé que Juceca lo tenía bien leído.
¿Dijo Borges cuáles eran esos temas?
Gracias y un abrazo.
Fernando