El tonel de amontillado (1846), El tonel de amontillado (1901) y El crimen del otro (1904)
Edgard Allan Poe y Horacio Quiroga
En El tonel de amontillado de Poe, Fortunato insulta a Montresor y este, con paciencia, se venga duramente. Lo atrae al sótano de su palacio diciéndole que ha comprado un barril de vino pero que duda si es un amontillado o un jerez. Fortunato, que se las da de conocedor, se ofrece para catarlo y dar su veredicto. Camino al tonel se va emborrachando y de este modo facilita que Montresor, en forma inesperada, lo encadene y lo…
El de Quiroga, del
mismo nombre, es una parodia del anterior, en la que el autor juega con una
inversión de la situación. El narrador está sentado junto a Fortunato, que le
cuenta como zafó de su incómoda situación y del intento de Montresor, pudo agarrarlo
y hacerlo …
La intención de
Quiroga se explicita desde el vamos, en la repetición del título y en el hecho
de que los dos cuentos comparten los mismos personajes.
La admiración que
Quiroga tenía por Poe llega a su culminación en El crimen del otro. En el segundo párrafo pasa lista a los cuentos
que adoraba: Ligeia, La carta robada,
Berenice, El caso del señor Valdemar, Los crímenes de la calle Morgue y, por supuesto, El tonel de amontillado y dice: “Poe era en aquella época el único
autor que yo leía. Ese maldito loco había llegado a dominarme por completo”.
A pesar de ser
de sus comienzos como escritor, es mucho más que un homenaje y una doble
parodia a su admirado: es un fino análisis de los procesos de la escritura.
Allí ya muestra claramente que para escribir bien, primero hay que leer bien,
descubrir la estructura y entenderla para, recién allí, largarse a escribir. El
narrador le cuenta al lector una historia de la cual es también protagonista.
Una parte de los diálogos los tiene con el otro protagonista (que se llama
Fortunato) y la otra con el lector. En ocasiones hablan entre ellos (el
protagonista y Fortunato) del otro Fortunato, el de Poe. En un dado momento uno
conversa con Poe y Fortunato con Fortunato. Dicho de otro modo, hay un
Fortunato “real” que habla con el Fortunato “de ficción”; una graciosa manera
de mostrar al lector que nada es lo que parece, cuando de escritura se trata. También ocupan una buena parte del cuento las divagaciones sobre la locura y su relación con la muerte y la creación artística, un tema que fue una de sus obsesiones durante toda su vida.
El tonel de amontillado se puede leer acá:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/el_tonel_de_amontillado.htm
El crimen del otro acá:
http://www.medellin.edu.co/sites/Educativo/repositorio%20de%20recursos/Quiroga_Horacio-El%20Crimen%20Del%20Otro.pdf.
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