jueves, 22 de mayo de 2014

Tempus fugit - Tangos - Quevedo y Cadícamo

¡Cómo se pianta la vida!

 
¡Quién no quisiera controlar el tiempo! En ocasiones parece no pasar nunca, en otras se nos escapa como agüita entre las manos y cuando nos damos cuenta…
El asunto es todo un tema en la literatura y ha sido tratado desde hace mucho tiempo. Una expresión latina extraída de un poema de Virgilio lo sintetiza a la perfección: Tempus fugit  (el tiempo huye) y también hay menciones al punto en el Antiguo Testamento.


El tópico estaba de moda allá por el Siglo de Oro español y el maestro Francisco de Quevedo (1580-1645) lo dijo de modo impecable en su soneto Ah de la vida... cuyos últimos seis versos dicen:

Ayer se fue; Mañana no ha llegado;
Hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.

En el Hoy y Mañana y Ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.


 
Otro grande, Enrique Cadícamo, le puso letra por segunda vez, en 1942, a un tango que Juan Carlos Cobián había escrito veinte años antes: Los mareados. Allí hace una maravillosa referencia al tema de la vida que se escapa, recreando el mismo artificio que usó el poeta español: presente, futuro y pasado en un mismo verso (hoy, vas a y en mi pasado).

Esta noche beberemos
porque ya no volveremos
a vernos más…

Hoy vas a entrar en mi pasado,
en el pasado de mi vida…                                                                            

 
Con otro estilo, con algo de lunfardo, también se ocupa del tema de lo efímero de la vida el tango de Miguel Rice Treacy (a) el irlandés: Cómo se pianta la vida, que cantaba Roberto Goyeneche con la orquesta de Baffa y Berlingieri.

¡Cómo se pianta la vida!
Cómo rezongan los años

 
Amigos, espero que no se tomen esto a la tremenda. Al fin y al cabo, como dice la divertida marcha de Sciamarella que cantaba Alberto Castillo:

Por cuatro días locos
que vamos a vivir.
Por cuatro días locos
te tenés que divertir.



¡A comer pues, que mañana pueden chocar dos planetas!
.

5 comentarios:

Marcelo dijo...

Cuando yo me doy cuenta que este año serán 50, me quedo impávido. No me entristece, me sorprende. Pero si yo me sigo considerando un muchacho! Dios mío...cómo se pianta la vida!
Un abrazo Fernando. Tu blog recopilador, paciente y sapiente, reflexivo, es una maravilla que nos regalás.

Fernando Terreno dijo...

Marcelo
No sabés la cantidad de gente que queremos hacerte un trato: vos nos cambiás tus años y nosotros te entregamos el alma. Luego vos escribís una especie de Fausto versión Goethe/ P. Menard/Marcelo Suárez...
Como la entrada es tanguera, se me ocurre una maldad: dedicarte "Enfundá la mandolina", cantado por el Morocho.
Un abrazo y ¡ánimo! que falta mucho (y bueno.)

Marcelo dijo...

jajajajaja trato hecho! (a lo último, que cuando llega el Diablo a cobrar, miedo me da!)
Un abrazo!

Anónimo dijo...

Hola!! Qué lindo es visitar este blog! La letra que me toca mi es la que dice "y hoy que estoy en los cuarenta, en el `debe` de la vida.." jajaaaa.. terrible!
cata
(en realidad entré para poner algo que encontré después de mucho buscar! pero lo voy a poner en el otro post! :)

Fernando Terreno dijo...

Cata:
Leí tu comentario sin ver la firma y me dije que, por el tono, debías ser vos. Recién al rato la encontré.
Voy a hacer mi aporte a tu cuarentena: espero que te encuentre bien reída y No raída.
Un abrazo.