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Si buscáramos a los mayores responsables de que en la República Argentina se hayan difundido la lectura y los libros, no me caben dudas de que entre todos, descollaría José Boris Spivacow (1915-1994).
Él es uno de los VERDADEROS PRÓCERES de nuestra Nación, y cómo tal, muy poco reconocido.
Fue el gerente de EUDEBA (Editorial Universitaria de Buenos Aires) desde su fundación en 1958 hasta 1966, cuando renunció después del golpe de Onganía. En ese lapso Eudeba imprimió más de 11.000.000 de ejemplares. Sólo del Martín Fierro, ilustrado por C. Castagnino, tiró 200.000.
Fundó de inmediato el Centro Editor para América Latina, editorial privada, de la cual fue el presidente y donde continuó con la política de ediciones masivas y de calidad, que se vendían en librerías y kioscos. De allí salieron las series y revistas Libros de Polidoro, Capítulo, Siglomundo (prohibida en 1969), Serie del Encuentro, Atlas total, Historia Popular, etc.
Se inició en la Editorial Abril, donde estuvo desde principios de 1940 hasta más allá de 1966, donde dirigió varias recordadas colecciones, entre ellas “Bolsillitos” y “Pequeños grandes libros”.
El primer autor que le leyeron en su infancia al “dueño de nuestro catálogo” fue Salgari, pero a los pocos años lo cautivaron Dostoievski, Toltoi y su “locura”: Balzac.
Poco antes de morir, dictó una especie de autobiografía (a pedido de la Editorial Colihue) a la periodista Delia Maunás que lo entrevistó a lo largo de varios meses. El resultado es un hermoso y cálido libro, publicado en 1995, complementado con testimonios de sus afectos cercanos y de quienes trabajaron junto a él y resulta un merecido homenaje para Boris y para la construcción de nuestra identidad cultural.
En las páginas 152 a 155 del libro, se transcribe una anécdota, contada por Miguel Spivacow, el hijo, referida a una clausura y secuestro de libros del Centro Editor, que terminó con empleados presos y posteriormente una de las famosas quemas de libros ordenadas por Saint-Jean, Menéndez y Bussi en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán.
En el año 2006, Tomás Eloy Martínez escribió desde Boston (EEUU) un artículo sobre Spivacow titulado: “La batalla de un hombre solo” donde cuenta la misma anécdota, pero no menciona a la autora de la entrevista ni al libro en que estaba publicada hacía 11 años.
Estas líneas quieren ser un recuerdo y homenaje para Boris y para todos los demás editores (Peña Lillo, Juárez, Jorge Álvarez, etc.), mujeres y hombres “de papel”, tanto más necesarios que otros de bronce, que supimos conseguir.
Spivacow, Boris; Maunás, Delia (entrev.), Memoria de un sueño argentino, Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1995.
Entrevistas de Delia Maunás.
Tomás Eloy Martínez, La batalla de un hombre solo, diario La Nación, 18 de marzo de 2006.
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miércoles, 22 de octubre de 2008
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5 comentarios:
Qué maravilla esa gente. Pensar que toda mi juventud me nutrí de los libros de Eudeba y no tenía idea de que este señor era el responsable. Ciencia, Filosofía y Letras, todo pasó por ahí. Creo que acá, en Uruguay, a nivel universitario, esos libros se usaron tanto como allá.
Suscribo lo de le Santi. Mi nene, bah. Si habrè leido yo también libros de Eudeba. Y pienso que acá todos sabemos quienes fueron Gatica, Perón, Maradona, Tinelli, (Dios libre y guarde)Troilo y tantos más, lo que está muy bien. Pero si no es por vos, a este señor no lo conocía.
Ha sido conmovedor leerte. Qué pocos se acuerdan hoy de José Boris Spivacow!
No mucho para agregar, salvo que quiero resaltar un párrafo que me parece muy sensato y especial:
"Estas líneas quieren ser un recuerdo y homenaje para Boris y para todos los demás editores (Peña Lillo, Juárez, Jorge Álvarez, etc.), mujeres y hombres “de papel”, tanto más necesarios que otros de bronce, que supimos conseguir"
El bronce, los nombres de las calles, colegios, localidades, instituciones....y tantos nombres perdidos, olvidos, como en este caso.
Mi abrazo Amigo!
¡Qué bueno levantar estos monumentos de papel, para nosotros que amamos la lectura!
Fernando, me emocionó esta nota. Gracias por recordar lo olvidado. Por que lo olvidado no es casual, es parte del plan. La única ventaja del paso de los años es la memoria. Un abrazo, Fernando. Hasta la vuelta con La Pulpera.
Jorge Aloy
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