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La masacre de Tata Dios
El 1º de enero de 1872 a las 4 de la madrugada, un puñado de doce hombres toma el juzgado de Paz del poblado de Tandil, se apodera de los sables de la guardia que duerme la mona de los festejos, libera al indio Nicolás –único preso- y se reúne en la plaza con otro numeroso grupo de gauchos armados que esperan enardecidos.
Allí, en medio de un griterío, hieren a lanza y cuchillo a Giovanni, un italiano que lleva un organito, al que dejan desangrándose, y comienzan un raid mortífero y estremecedor. A media legua de la plaza, atacan y degüellan a nueve vascos que viajan en una tropa de dos carretas. Al galope cubren las cinco leguas hasta el almacén y posta de otro vasco, Juan Chapar, y matan a toda su familia, a los empleados y a los pasajeros, entre los que se cuentan dos niñas. El grupo continúa el viaje y la masacre hasta totalizar treinta y seis personas, todas extranjeras.
En cada ocasión, se escuchan gritos de: “Viva la religión”, “Viva la Patria”, “Mueran los masones” y “Maten, siendo gringos y vascos”, pero respetan la vida de los nativos y lugareños con que se encuentran. Casi todos los muertos son degollados por la turba resentida, formada por criollos fanáticos, seguidores de un curandero mesiánico llamado Gerónimo Solané, apodado Tata Dios, que no participa directamente en las acciones. Entre los gauchos alzados se destacan Jacinto Pérez, Juan Villalba, Cruz Gutiérrez y Esteban Lasarte.
Una partida, al mando del Comandante Ciriaco Gómez, sale a buscarlos y les da alcance. En el entrevero caen abatidos once de los conjurados, doce son tomados prisioneros y el resto se salva en la desbandada a campo traviesa. Tata Dios, que vivía en un rancho de la estancia La Argentina, es detenido y trasladado junto con los demás.
Poco después Gerónimo Solané muere asesinado de dos balazos en su calabozo del Juzgado de Paz de Tandil, mientras las autoridades -el Coronel Machado, el comandante Ciriaco Gómez, el Cura Rodríguez, y el vecino y estanciero Ramón Santamarina- se encontraban allí. “No se puede precisar el origen de los disparos”, según concluye la investigación y el sumario se cierra sin encontrar responsables. Es el 5 de enero de 1872.
El juicio se realiza en un tiempo muy breve y las penas mayores les corresponden a Villalba, Gutiérrez y Lasarte: son condenados a muerte. La ejecución está fijada para el 13 de septiembre de 1872, pero Villalba falta a la cita: fallece antes, en la prisión. Gutiérrez muere gritando “Viva la Patria”. Lasarte, en un gesto final, pide “ser enterrado por hijos del país”: no quiere que su cadáver sea tocado por ningún extranjero. La tragedia y la venganza han terminado y se pierden hacia el olvido.
Fernando Terreno (tratando de imitar descarada e infructuosamente el estilo con que la hubiera escrito Osvaldo Soriano)
He consultado y tomado partes enteras de:
http://www.lagazeta.com.ar/tatadios.htm
LA MASACRE DE TATA DIOS - 1 de enero de 1872
y de:
http://foro.elaleph.com/viewtopic.php?t=23531
Las ilustraciones son de Nicolás Arispe y pertenecen a su libro, donde relata estos sucesos con sus espeluznantes imágenes.
ARISPE Nicolás, Nadie vio llegar a la montonera de Dios, 2005, Colección Orbital
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viernes, 12 de junio de 2009
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11 comentarios:
Esos tiempos de barbarie me espantan y me fascinan. ¿morbo?
Me gustó mucho este posteo y me sorprendió ese brote de xenofobia indiscriminada. Y me gustó como está escrito. Nunca nos cuentan esas historias, nos hacen creer que todo era político y militar en esa época. Bueno, pero está claro que preciso una terapia, porque las historias de degüellos me espantan pero me gustan...Siempre pienso que ojalá los facones estuvieran bien afilados.
Me olvidé...qué dibujos formidables.
Aquí estoy, rompiendo las bolas otra vez, pero me quedé pensando. Este posteo logró el milagro de hacerme pensar, je. Pensaba en si hay alguna relación entre esto y algunos aspectos de nuestras dictaduras.
Santiago, para corresponder a tus comentarios, voy a poner otras ilustraciones del libro de Arispe (con su autorización) para cuando traiga al blog la segunda parte.
Mientras tanto, te paso los datos de su blog donde podés ver más trabajos. (Tendría que avisarle también a Andrea para que lo "viche" un poco).
http://nicolasarispe.blogspot.com/
Un abrazo y gracias.
Fernando
FERNANDO:
Entré al blog de Arispe.
Sin palabras. Es de lo mejor que he visto en mucho tiempo.Es de un refinamiento de la gran puta. Un maestro.
De alguna manera, Fernando, estás siguiendo el camino del Santi cuando empezó hablando de los chantas.
El Tata Dios era un chanta porque se dejó usar ,no? pero la chantada mayor fue el parte que escribieron.
Balas misteriosas, como pocas.
Miss Marple hubiera dicho. "dime quien se beneficia con el crimen y te diré el nombre del o los asesinos".
Leí todo lo de la gaceta. El blog del dibujante, no... parece que para Miss Marple sólo cuadros del Louvre,y novelas existencialistas:)
La segunda o tercera reflexión , es que son raros los caminos de Señor, a vos te da por el Tata Dios y descubrimos que la ídola de Santiago es Salomé :)
un abrazo
"Cómo hacer patria a pura xenofobia y facón". Ahijuna con esos gringos que se nos vienen que se nos vienen!
Estupenda crónica, y al igual que Santiago, me quedo boquiabierta con las ilustraciones. Ya mismo me voy pa'l bló de Arispe, mecacho en diez!
Como siempre, salgo de aquí un poco más ilustrada (por no decir "menos burra").
Me encantó la historia, está visto que también soy una morbosa como otros; y me gustaron los dibujos.
Fernando, ahora que dispongo de más tiempo, puedo darme el lujo de venir a leerte. Me quedé muy complacida con la historia y el discurso narrativo que la sostiene. Muy bien narrado. Me sostuvo el interés. Ahora sigo.
Muchas gracias por tu comentario en mi blog. Me gusta justamente porque si algo me preocupa de estos intercambios entre bloggers es que sean enriquecedores y que uno note una lectura atenta, como se nota en tu comentario. Atenta y realizada con un juicio crítico libre. He tenido visitantes, en otras épocas que se limitaban a elogiar todo, y eso es una suerte de perversidad que busca la devolución de la visita y nada más. Creo que tenemos que ser capaces de enriquecernos mutuamente desde la honestidad, pues cualquier otro cosa es una pérdida de tiempo vana. Celebro este encuentro
Dime quien se beneficio con los crimenes y sabras quienes fueron sus autores...impecable reflexion...pobre Tata Dios...como siempre..cuando la mentira es la verdad
Para hacer honor al autor de la frase, digamos que es Séneca y pertenece a su obra Medea.
También se atribuye su posterior difusión a Agatha Christie.
En realidad es uno de los principios que nos legó el Derecho Romano.
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